Sus hojas son pequeñas y muy alargadas, pero destaca, sobre todo, por sus originales flores que tienen la forma de espigas, similares a plumeros de color rojo intenso. Es una planta de porte grande que crece, normalmente, hasta los dos metros de altura; aunque hay ejemplares que pueden llegar a los cinco metros. Una característica muy llamativa del calistemo es que desprende un intenso aroma a limón cuando se estrujan sus hojas.
Ambiente: Es una planta mediterránea que crece muy bien al lado del mar donde los inviernos no son muy duros y la humedad ambiental es elevada. Necesita, sobre todo, mucho sol; pero en invierno soportará bien las heladas ya que el calistemo es bastante resistente.
Le gustan los terrenos ricos en los que el agua no se acumule fácilmente y se encharque, aunque se adapta a cualquier tipo de terreno por pobre que sea.
En climas muy extremos es necesario proteger la planta del viento.
Abono: No necesita abonar aunque se puede hacer durante la floración, en primavera y verano. Para su mantenimiento, es necesario hacer podas de formación para que la planta permanezca bonita. Y si se quitan con frecuencia las flores marchitas en primavera la floración durará fácilmente hasta el otoño.
Multiplicación: Se multiplica mediante semillas aunque no todas darán flores espectaculares por lo que, la mejor forma de multiplicación para tener una planta hermosa, es mediante estacas que enraizarán fácilmente.
Plagas: La cochinilla, el pulgón y la araña roja son las plagas que suelen atacar a la planta.
El calistemo, actualmente, es una flor muy apreciada en floristería y decoración.