El Caladio es una de las plantas de interior que posee las hojas más coloridas y hermosas de la naturaleza, aunque también muy frágiles.
Esta planta es muy decorativa por sus vistosas hojas acorazonadas cubiertas de manchas de increíbles matices y largos peciolos.
Tiene fama de ser una de las plantas de interior más delicadas y realmente es verdad, dado que es imposible logar un ambiente idóneo.
Tiene unas hojas de gran tamaño que varían según la especie, llegando incluso a tener unas medidas realmente considerables.
Por lo general las plantas que encontramos a la venta tienen un follaje muy colorista, pero de tamaño más moderado que el que adquieren en su ambiente.
De esta especie se encuentran numerosos cruces que han dado lugar a multitud de híbridos de impresionante colorido. El género es originario de América del Sur y las Antillas.
El Caladium es una planta de difícil cultivo por su alta necesidad constante de humedad ambiental, lo que hace que fuera de su hábitat natural o de un invernadero sea bastante difícil que prospere.
Las hojas es preferible no mojarlas o al menos no dejar que el agua permanezca en la superficie. Lo adecuado es humedecer el sustrato con agua libre de cal y templarla ligeramente antes de regar.
El riego del sustrato debe hacerse de forma que esté siempre húmedo, pero sin llegar a ser excesivo porque puede llegar a pudrir las raíces con facilidad.
Abonar la tierra cada 15 días con un fertilizante líquido utilizando la mitad de la dosis, también se puede usar un abono específico para hojas que le será muy beneficioso.
En los abonados es muy importante ajustarse a lo indicado en las etiquetas y no excederse nunca con la dosis, añadir más de lo que es capaz de asimilar es perjudicial.
Temperatura: Necesita de una buena temperatura, entre 21 o 22ªC, no soporta el frío ni las corrientes de aire.
Hay que colocarla en un lugar con mucha claridad para que mantenga el vivo color de las hojas, pero nunca exponerla al sol.
Los ejemplares con dibujos de color rojo en el follaje necesitan condiciones de mayor luminosidad.
A mediados del verano produce una espata con un espádice corto, con flores masculinas y femeninas, son poco llamativas. La floración es prácticamente imposible que se presente en interior.
A partir de septiembre al Caladium se le van marchitando poco a poco las hojas, cuando se quede sin ellas hay que dejar de regarla totalmente.
Los bulbos hay que dejarlos en reposo durante todo el invierno y pueden permanecer en la misma maceta, pero sin regar la tierra para que se mantengan secos y situándola en un lugar cálido.
Entre finales de febrero y el inicio de la primavera se reanudan de nuevo los riegos progresivamente y la planta renacerá en pocas semanas.
Es sensible al ataque de la araña roja, son muy pequeñas y difíciles de ver, por ello hay que observar cada cierto tiempo el envés de las hojas, que es donde tejen sus finísimas telarañas.