Es preferible que se mantenga con una adecuada humedad mediante riegos regulares, más abundante en periodos de excesivo calor, reduciendo el riego durante el período de descanso de invierno, limitándose sólo a lo justo para mantener el cepellón moderadamente húmedo.
Para que crezca con un desarrollo acertado, es preferible que se le disponga en zonas del jardín que estén suficientemente soleadas y protegidas del fuerte viento; tolera la sombra parcial.
Aunque la Tulbagia crece bien en la sombra, le será complicado florecer con riqueza ya que para hacerlo le es imprescindible recibir una buena cantidad de sol.
Las hojas son largas y estrechas, acintadas, de color verde vivo; cuando se tocan o se quiebran emanan un fuerte aroma semejante al olor de los ajos. Esta cualidad es utilizada por los nativos de su lugar de origen para mantener alejadas a pequeñas alimañas.
Partes de la planta se utiliza para usos medicinales por sus propiedades antibacterianas.
Las flores están agrupadas en umbelas de hasta veinte flores, son tubulares, con seis pétalos formando una estrella, se encuentran en color violeta, malva o blanco. La floración asoma por encima del follaje.
Posee un amplio periodo de floración: desde el comienzo del verano hasta finales de otoño. Durante el día las flores desprenden un cierto aroma que es más acusado durante la noche.
Tolera heladas moderadas. En regiones de inviernos muy fríos es aconsejable proteger la mata mediante un acolchado.
Se propaga por medio de la plantación de bulbos en primavera, a una distancia de unos 20 cm de distancia y a poca profundidad. Asimismo se multiplica también a través de la división de la planta.
En algunas culturas los bulbos y las hojas son utilizados como alimento sustituyendo las propiedades del ajo.
Luz: pleno sol.
Suelo: Se adapta a cualquier tipo.
Riego: Moderado