Los hábitos de crecimiento del ahuehuete son muy particulares: dado que requiere de mucha humedad para su desarrollo, crece siempre en las riberas de ríos y lagos, pero curiosamente soporta muy bien las sequías no muy prolongadas; los ahuehuetes casi no son atacados por plagas y raramente se enferman; son especialmente resistentes a los gusanos barrenador y descortezador, que suelen ser causa de muerte segura para algunos parientes del sabino, como el cedro blanco y los pinos.
Por ser una conífera el ahuehuete no posee flores, sin embargo en febrero y marzo, junto con los primeros brotes aparecen conos femeninos y masculinos separados, pero en el mismo árbol. La polinización (el paso del polen masculino al óvulo femenino) se da por medio del viento, y como producto de ella se desarrollan las comúnmente conocidas como piñas, las cuales contienen numerosas semillas que se esparcen al viento, y que de aterrizar en un lugar con mucha humedad germinan e inician un rápido crecimiento, que puede ser hasta de un metro en su primer año de vida. El ahuehuete es una especie relativamente indiferente a la temperatura, siempre y cuando exista la abundante, requiere de mucha humedad para su desarrollo
Se utilizan en parques públicos o en jardines más bien grandes. Resisten bien la contaminación de las grandes ciudades.
El Ciprés mexicano necesita una exposición a pleno sol y temperaturas más bien altas, si bien es capaz de resistir alguna helada no muy intensa.
El suelo deberá tener mucha materia orgánica y un cierto poder de retener la humedad; no toleran los suelos calizos. El trasplante es mejor hacerlo en otoño o en primavera.
Riego: El Ahuehuete requiere de riegos moderados durante todo el año, de forma que la tierra permanezca algo húmeda.
Abonar con fertilizante orgánico y mineral previamente a la plantación en su lugar definitivo y una vez al año con estiércol.
No necesitan poda pues ya tienen un porte elegante.
Son árboles muy resistentes a plagas y enfermedades habituales en los jardines.