Adenium - CONAPLOR

Casasano-Calderon #1, Casasano, Cuautla Morelos, México C.P. 62748

735-398-9170

Lunes a Viernes de 8:00 a 17:00 Sabado y Domingo de 9:00 a 15:00


Adenium

Proviene del este de África y el Sur de Arabia, donde retoña de forma natural en las laderas. Se le conoce también como adenio, y puede sembrarse en tierra, donde alcanza una altura de metro y medio, o en macetas, donde tiende a elevarse solo 50 centímetros.

Esta planta es de crecimiento lento, y sus flores tienen características similares a las de la Adelfa. Pueden estar solas o en ramilletes de 10 a 15 centímetros de diámetro. En el centro muestran una coloración más clara que la de los extremos, y pueden presentarse de un solo matiz o bicolor.

 

Toparse con una rosa del desierto en verano es un deleite visual. Es en esa época cuando “posa” rozagante con sus llamativas y aromáticas flores. Si está bien cuidada, puede regalar el placer de observarla en repetidas ocasiones, porque florece varias veces por cortos períodos de tiempo. Para embellecer los espacios interiores es, definitivamente, una de las mejores opciones que hay.

 

La meta de todo quien se proponga cultivar una planta, es lograr que prospere de la mejor manera. Los cuidados varían según la especie, y la rosa del desierto es poco exigente en ese sentido. Gracias a su tallo, obtiene buena parte de su sustento, pues le ayuda a reservar el agua.

 

Temperatura: se recomienda mantenerla a una temperatura por encima a los 25 ºC. Si se somete a temperaturas por debajo de los 15 ºC, puede sufrir daños irreversibles, como la pudrición de raíces y la caída del follaje. En las regiones con invierno fuerte, se debe plantar en macetas, y resguardarla en sitios cerrados como cocheras. Si llegase a perder las hojas, podría recuperarlas en primavera, cuando retorne a su ambiente.

Iluminación: la rosa del desierto debe cultivarse en pleno sol, o empleando luz solar filtrada. Si no tiene suficiente luz, puede perder todas sus hojas, y morirse.

Humedad: se ha demostrado que la rosa del desierto debe crecer en climas relativamente secos, en los cuales la humedad esté por debajo del 40%. Si existe excesiva humedad, aparecerán hongos, que ocasionarán la caída de las flores y de sus hojas, así como la pudrición de sus raíces.

Riego: Debe hacerse de forma moderada para evitar que se encharque. Lo ideal es regarla una vez cada quince días durante el verano, y una vez al mes durante el otoño y el invierto. La rosa del desierto puede soportar meses de extrema sequía en su hábitat natural.

Sustrato: la rosa del desierto tiene que crecer sobre un sustrato arenoso, con perfecto drenaje, y capaz de secar con rapidez. Debe contener arena, limo y arcilla para que favorezca su “respiración”. Se han hallado ejemplares que son capaces de reproducirse en algo de arena, en una roca limpia. Para las macetas, se aconseja mezclar piedras pequeñas, arena gruesa, y unos pocos trozos de carbón vegetal. Otros emplean mantillo para cactus, con composta o materia orgánica que le de la humedad necesaria y el aporte de nutrientes.

Padecimientos: aunque es sana, es susceptible a ser atacada por hongos, pulgones y moscas blancas. Si eso sucede, se deben aplicar insecticidas especiales y cortar las hojas que estén infectadas. Otro de sus inconvenientes es la falta o exceso de agua, que podría generar problemas en sus raíces. Se debe tener precaución, porque la savia suele ser tóxica.

Abono: en los días cálidos, la rosa del desierto debe ser abonada con bajas concentraciones de crasas y fertilizantes para cactus. Lo ideal es que este proceso se lleve a cabo 2 o 3 veces durante el verano.

 

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